lunes, 11 de agosto de 2008

123.. es el número de hoy...


Potencial eléctrico me llama, pero no puedo.. no puedo ir hasta que me saque esto, hoy. Tiene que ser hoy...
Nudo en la garganta, ojos cristalinos.. a través de esta pantalla. Es inexplicable, no se como lo hare para escribir... y mi timidez se va cuando tengo que hablar de ti de algún modo, si tengo que escribir del niño del sol. Es tanta la fuerza que potencia una persona, capaz de entregarle a un ser que quizás ya no quiere seguir más (muchas veces), eres muy bueno, demasiado diría yo... pero en este caso no se porque llegaste a mi, ni como fue la manera, en realidad la sé.. pero me refiero quién, cómo, cuándo... fue repentino. Repentinamente bello. ¿Cómo iba a renunciar a sentir eso que me llenaba el pecho cuando te veía o relatabas algunas cosas en nuestras conversaciones?... agradezco que mi miedo no superara lo que comenzaba a sentir por ti, repentinamente.. repentinamente lo esperaba... y hoy, es inmensamente infinito... que sabemos lo que queremos, y así va a ser, ¿Tan grande es esta seguridad de mi vida?.. así de grande, inmensa, infinita, contigo.

Me preguntaba muchas cosas, muchísimas preguntas por minuto de las cuales te puedas imaginar. Increíblemente, no se que pasaba... en ese momento comenzaba a confundirme de esa naturalidad de las cosas, insegura de la vida.. que hasta preguntas en el aire hacía, pensaba que solo nos conocíamos el nombre... cuando por esos motivos "santiaguinos" me di vuelta a mirar, estabas tú intentando cruzar esa maldita vereda que justo aquel día pasaban y pasaban los autos.. cierto, me dio risa tu cara de "hola... intento cruzar, malditos autos, espérame" aún así, faltaba solo una cuadra para que la compartiéramos, luego tendríamos que separarnos y esperar que el día se encargara de que los metros fueran mas cortos. Aún así te buscaba... aún así, recuerdo que nuestras miradas chocaban. El otoño florecía, era increíble como me daba cuenta de cuantas hojas estaban en el suelo, pero al mismo tiempo escuchando tu voz. Me sentía aún mas niña... si. ¿Como nos encontrábamos?... era todo naturalmente planeado en nuestras mentes, tan silencioso... tan misterioso que nos delatábamos en el mirar. La complicidad era única e intensa. Tú, en este presente, aun recuerdas con gracia como nuestras manos se entrelazaron, es digno de recordar... porque fue un lapsus tan natural, entre medio de conversaciones anexas recuerdo una sonrisa cuando chocaron, y continuamente las palabras seguían. Las fugas eran (y son, jo!) en una plazuela para "tercera edad", como amantes... nos cubrimos en muchas lluvias, muchos llantos, sonrisas, silencios, besos, y abrazos... Te amo niño del sol... amado mío.


Verónica.


Me podría amanecer escribiéndote... relatando lo que mi memoria aporta (tú me ayudas mucho en eso, sabes que tengo océanos mentales) pero también hay un cuaderno que me espera a estas horas, y Luchín con una prueba de física...
Creo que intentare confiar más en el blog, me ayuda de algún modo.. ¿o no? que vah!... es cosa mía.







"Y no te dejes influenciar por quien te da ánimos de perderte en medio de la bulla, es mejor silbar para ti (aunque seas un loco en tu propio mundo), a que nadie entienda las estupideces que dices " ...Carlos Pimentel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre el mismo efecto, lagrimas y ese nudo en mi garganta...Amor, usted me deja y me ha dejado tantas veces sin palabras, aunque no creo que sean necesarias, aunque me gustaria tenerte cerca en momentos como ahora...

Me alegras la vida, me alegra recordar que nunca di marcha atras en nada, ni por nadie, me alegra recordar esa fuerza que senti y siento contigo...Esa marea se emociones tan extensas y con diferentes matizes. No cambiaria por nada del universo la forma que paso todo, es tan única y bella...
Te amo mujer, niña...Ya estruje el sentimiento que tenia en mi pecho en mi blog...

Usted es bella...

Anónimo dijo...

todo esto es muy bello...

Anónimo dijo...

Poema 14

Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos