
¿Qué pretendo encontrar internándome en el viento?
Haiku de Taneda Santôka Traducción de Vicente Haya
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está solo.
Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.
Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Potencial eléctrico me llama, pero no puedo.. no puedo ir hasta que me saque esto, hoy. Tiene que ser hoy...
Nudo en la garganta, ojos cristalinos.. a través de esta pantalla. Es inexplicable, no se como lo hare para escribir... y mi timidez se va cuando tengo que hablar de ti de algún modo, si tengo que escribir del niño del sol. Es tanta la fuerza que potencia una persona, capaz de entregarle a un ser que quizás ya no quiere seguir más (muchas veces), eres muy bueno, demasiado diría yo... pero en este caso no se porque llegaste a mi, ni como fue la manera, en realidad la sé.. pero me refiero quién, cómo, cuándo... fue repentino. Repentinamente bello. ¿Cómo iba a renunciar a sentir eso que me llenaba el pecho cuando te veía o relatabas algunas cosas en nuestras conversaciones?... agradezco que mi miedo no superara lo que comenzaba a sentir por ti, repentinamente.. repentinamente lo esperaba... y hoy, es inmensamente infinito... que sabemos lo que queremos, y así va a ser, ¿Tan grande es esta seguridad de mi vida?.. así de grande, inmensa, infinita, contigo.
Me preguntaba muchas cosas, muchísimas preguntas por minuto de las cuales te puedas imaginar. Increíblemente, no se que pasaba... en ese momento comenzaba a confundirme de esa naturalidad de las cosas, insegura de la vida.. que hasta preguntas en el aire hacía, pensaba que solo nos conocíamos el nombre... cuando por esos motivos "santiaguinos" me di vuelta a mirar, estabas tú intentando cruzar esa maldita vereda que justo aquel día pasaban y pasaban los autos.. cierto, me dio risa tu cara de "hola... intento cruzar, malditos autos, espérame" aún así, faltaba solo una cuadra para que la compartiéramos, luego tendríamos que separarnos y esperar que el día se encargara de que los metros fueran mas cortos. Aún así te buscaba... aún así, recuerdo que nuestras miradas chocaban. El otoño florecía, era increíble como me daba cuenta de cuantas hojas estaban en el suelo, pero al mismo tiempo escuchando tu voz. Me sentía aún mas niña... si. ¿Como nos encontrábamos?... era todo naturalmente planeado en nuestras mentes, tan silencioso... tan misterioso que nos delatábamos en el mirar. La complicidad era única e intensa. Tú, en este presente, aun recuerdas con gracia como nuestras manos se entrelazaron, es digno de recordar... porque fue un lapsus tan natural, entre medio de conversaciones anexas recuerdo una sonrisa cuando chocaron, y continuamente las palabras seguían. Las fugas eran (y son, jo!) en una plazuela para "tercera edad", como amantes... nos cubrimos en muchas lluvias, muchos llantos, sonrisas, silencios, besos, y abrazos... Te amo niño del sol... amado mío.
Verónica.
Me podría amanecer escribiéndote... relatando lo que mi memoria aporta (tú me ayudas mucho en eso, sabes que tengo océanos mentales) pero también hay un cuaderno que me espera a estas horas, y Luchín con una prueba de física...
Creo que intentare confiar más en el blog, me ayuda de algún modo.. ¿o no? que vah!... es cosa mía.